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Miércoles, 05 de noviembre de 2014  |  NÚMERO 2 Año I Acceda a nuestra hemeroteca
GRACIAS A UN NUEVO CONTRATO
Un hospital gijonés ahorra el 25% tras reducir las roturas de sus equipos
Los “malos usos” copan el 75 por ciento de las averías detectadas en su funcionamiento
 
Javier Barbado / Miguel Fernández de Vega. Pamplona

Antonio Cobo, ingeniero en el Hospital de Cabueñes.

El Hospital de Cabueñes, en Gijón, ha dejado de gastar el 25 por ciento de su presupuesto en el intervalo de dos años (nueve primeros meses de 2013 y de 2014) gracias, en buena parte, a un nuevo modelo contractual integral con la empresa de electromedicina concesionaria (Agenor en este  caso) que elude el pago, por parte del centro, de los gastos en piezas de repuesto y mantenimiento.

Así lo ha expuesto el ingeniero industrial Antonio Cobo en una comunicación presentada en el XXXII Congreso-Seminario Nacional de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH) en la que ha recalcado que entre el 50 y el 60 por ciento de las averías detectadas en los equipos electromédicos del hospital a lo largo de un año se deben a roturas en los equipos (para ser precisos, el 50 por ciento en los cables y sensores; el 20 por ciento en los aparatos de laparoscopia; y resto en los de endoscopia). De hecho, la tecnología empleada en esos tres casos constituye, según puntualiza, tres cuartos de los costes totales del presupuesto hospitalario.

El modelo de contrato novedoso fue instaurado en el hospital a finales de diciembre de 2012, y, hasta la fecha, ha permitido el ahorro mencionado gracias, entre otras cosas, al margen de maniobra que deja abierto a los ingenieros de la plantilla del centro a la hora de negociar con la concesionaria la compra adicional de repuestos: “Aunque tiene el inconveniente de que exige más dedicación por nuestra parte –en la modalidad contractual anterior, la empresa contratada se encargaba de todos los procesos–, nos permite medir, detectar y corregir fallos, por ejemplo, en los campos de alimentación; evitar paradas de máquinas previa corrección de la posición y calidad de los circuitos del agua; o impartir cursos de formación a personal enfermero del hospital en labores de índole quirúrgica o de higiene y limpieza”, enumera Cobo.

También entran aquí otras posibilidades como cambiar la ubicación de las máquinas que fallan con más frecuencia, o bien adaptarlas para otro tipo de usos.

Todas esas medidas correctoras reducen la factura del hospital, como resulta lógico. Pero, además, la nueva disposición del contrato permite a sus ingenieros negociar precios especiales cuando alega, por ejemplo, la compra sistemática y prolongada de determinado tipo de material.

En definitiva, la empresa y el hospital se implican en la consecución de objetivos comunes y eso redunda en beneficio de aquélla, que mantiene su contratación, y de la administración sanitaria, que disminuye y racionaliza su gasto.