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Jueves, 29 de septiembre de 2016  |  NÚMERO 22 Año II Acceda a nuestra hemeroteca
EDITORIAL
¿Qué imagen tiene el médico del ingeniero? 
La Medicina pasa por integrar el conocimiento de diversas disciplinas
Los hospitales son lugares de trabajo en condiciones tan duras como las que impone la lucha por la vida del enfermo. A ello se suma la gestión del personal, una tarea directiva que exige grandes dosis de templanza y capacidad coordinadora. 

La Medicina globalizada absorbe disicplinas como la Bioingeniería. 

En este contexto, la responsabilidad del ingeniero hospitalario, a cargo del funcionamiento de toda la  maquinaria del recinto, alcanza cotas más elevadas todavía, si cabe, que la de los facultativos que comandan los diferentes servicios asistenciales.

Pero, ¿lo aprecian así los propios médicos? A tenor del análisis llevado a cabo para este periódico por una persona con profusa experiencia acerca del oficio, el neurocirujano y ex médico sindicalista Carlos Amaya (ostentó, entre otros altos cargos, la presidencia de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos –CESM– y de la Federación Europea de Médicos Asalariados –FEMS–), no lo parece.

Amaya hace autocrítica al reconocer un alarmante descenso del perfil humanista que, de forma tradicional, ha llevado consigo la relación médico-enfermo en España, si bien lo atribuye a circunstancias sociológicas que trascienden la figura del galeno. Y, al mismo tiempo, da a conocer lo que, de acuerdo con sus vivencias, ha resultado ser una constante que no da visos de corregirse con el paso del tiempo: la barrera impuesta por el médico alrededor de su campo de conocimiento que le hace ver como intrusos, por ejemplo, a los ingenieros especializados.

Sin embargo, el propio entrevistado reconoce la incursión imparable del bioingeniero en el ámbito de la sanidad, y las propias noticias que recogen los medios de comunicación –Publicación de Ingeniería Sanitaria incluida– dan buena muestra de ello. Y su trato directo con el médico no obedece a un mero vaticinio, sino a una realidad palpable. Hoy, en efecto, muchas unidades especializadas de la sanidad incorporan a ingenieros, informáticos y hasta físicos y matemáticos en sus filas.

A medida que la Medicina avanza, crece su perfil científico sin menoscabo de su faceta clínica, una aplastante lógica que augura un futuro hospitalario plagado de profesionales de la Ciencia. Más temprano que tarde, los médicos formarán parte del gran equipo cualificado del hospital, pero no serán, ya, sus principales protagonistas.