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Miércoles, 05 de noviembre de 2014  |  NÚMERO 2 Año I Acceda a nuestra hemeroteca
JOSÉ SOTO, GERENTE DEL CLÍNICO SAN CARLOS DE MADRID
“Los ingenieros serían útiles en las gerencias de hospital”
En la actualidad ostentan direcciones hospitalarias de gestión y mantenimiento
Los ingenieros se hallan en especial dotados para dirigir hospitales en la primera línea de mando. Y, sin embargo, su presencia en ese puesto se reduce a la anécdota. Así lo explica a Publicación de Ingeniería Sanitaria el gerente del Clínico San Carlos de Madrid, José Soto, quien retó al auditorio de una de las principales ponencias del XXXII Seminario-Congreso Nacional de la AEIH con la sugestiva interrogante latina de ¿Quo Vadis, ingenieros? Para Soto, no cabe duda de que la formación específica de estos profesionales los capacita con creces para desempeñar tal función en los centros, donde también quedan otros huecos para ellos por explotar como, por ejemplo, la Bioingeniería, la Mecánica, la Informática o la Electrónica. En la Unidad de Innovación del hospital que encabeza Soto, sin ir más lejos, trabaja un ingeniero especializado en la primera.

Según revela este alto directivo, por último, desde hace tiempo se debate en España sobre la creación, en los hospitales, de consejos de administración con representación de distintas partes –lo que incluiría desde ingenieros a ciudadanos de a pie–, entre otras cosas para aportar mayor democracia y diversidad a las decisiones directivas.
Soto interviene en Pamplona.
 
Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega

Usted comenzó como directivo de hospital a partir de un anuncio en el que se reclamaba a ingenieros, economistas y abogados para el puesto. Los primeros pronto se esfumaron de las gerencias (sí accedieron a direcciones de Gestión y otros puestos en los centros). ¿A qué lo atribuye?

Esa realidad la ha contado Lluís Bohigas en un reciente artículo [publicado en el número 35 de la revista trimestral Sedisa s.XXI] en el que hace memoria de sus 40 años en el sector y explica cómo los ingenieros irrumpieron en éste en un volumen elevado y menciona, entre otros, a Julio Villalobos y Elvira Guilera, fundamentalmente en Cataluña.

Al cabo de un año –cuenta– casi todos se marcharon y, aunque permanecieron en el sector, no lo hicieron en el mundo hospitalario. Se fueron a consultorías, por ejemplo; a trabajar, en definitiva, en la ingeniería desde fuera de las organizaciones asistenciales pensando que éstas no les retribuían profesionalmente en la medida en que lo deseaban.

Así pues, no hay ingenieros ocupando puestos de gerentes hospitalarios. En lo público tal vez haya alguno, pero son minoritarios en todo caso en las gerencias (en las Direcciones de Mantenimiento y Tecnológicas sí que los hay, evidentemente, porque se relaciona más con su campo). Pero ellos son expertos en la gestión de procesos y en modelos organizativos, y están dotados de una mente estructurada y de formación específica, todo lo cual los convierte en buenos candidatos para ostentar las gerencias. Sería, también, un campo para su intervención.

En su intervención en el Seminario-Congreso Nacional, ha preguntado a los ponentes si la colaboración de las empresas privadas en la sanidad pública carece de ética. ¿Cuál es su opinión?

A mí me parece que la ética de la gestión siempre se ha basado (y se refuerza) en conservar la justicia y la equidad. La primera consiste en tratar a todo el mundo en igualdad de condiciones, y equidad es el acceso a los servicios de salud, que debe tender a ser universal. Debe tratarse a todos con criterios equitativos de igualdad en el acceso, y la justicia nos convence de la necesidad de que los recursos lleguen para todos, lo cual lleva implícito un comportamiento de búsqueda de eficiencia en nuestras actuaciones.

En este sentido, si la forma de comportarse se incluye como un valor de la organización, se atribuye un rango de valor adicional a la eficiencia, lo cual refuerza el leit motiv de la actuación del directivo como gestor hospitalario.

Otra idea de la ponencia Tendencia actual del modelo sanitario, que usted ha moderado, aboga por llevar a los hospitales los consejos de administración propios de las empresas. De ser posible tal cosa, ¿formarían parte de ellos los ingenieros?

Tendrían un papel menos directo. El Insalud experimentó ya lo que entonces se llamó juntas de participación hospitalaria, las cuales incorporaban a los empresarios, los ayuntamientos, los consumidores… De alguna manera, pretendía equiparlo con los consejos de administración de empresas públicas, donde la financiación y la titularidad son públicas y se recoge la opinión de los propietarios.

Se está retomando desde hace mucho tiempo el modelo. Desde que se empiezan a difundir decálogos de buen gobierno en los hospitales, una de las patas más importantes de esos principios es que, en éstos, y, en general, en los servicios de salud, funcione algún organismo como consejo de administración recogiendo y compartiendo las decisiones junto con los responsables y los gestores e incluso con los propietarios que son, en definitiva, los ciudadanos. Para representar a éstos no se recurre a un sorteo,  sino que se busca a gente que conozca el sector pero no tenga responsabilidades en él. Que esté dotada de raciocinio, analítica y portavocía de lo que tiene que decir la sociedad.

En la mesa se ha sugerido que ocupen esos puestos prejubilados y personalidades del mundo académico. ¿Sobran aquí los ingenieros?

No. También podrían tener su papel en ese rango de prejubilados y académicos, en definitiva gente que conozca el sector sanitario para aportar, desde la libertad de no ser su empleado, sus criterios para la toma conjunta de decisiones.

Ahora bien, de llevarse esto a la práctica, ¿se cuestionaría el modelo de organización para la participación democrática de la sociedad, que se expresa con las votaciones cada cuatro años para delegar su representación en los políticos elegidos? No lo sé. Es un tema de discusión de entendidos. Pero se está debatiendo desde hace tiempo la fórmula [de los consejos de administración hospitalarios] en España y en otros países. 

Otra área muy presente en el Congreso es la de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). ¿Es otro campo abonado para el ingeniero hospitalario?

Sin duda, es un campo de acción y una oportunidad para el conocimiento de nuevas tecnologías, y para darles mayor accesibilidad. Con tecnologías más baratas estamos atendiendo procesos que no requieren de la alta tecnología, y estamos también aprendiendo a utilizar las TIC para resolver procesos crónicos desde los domicilios con la colaboración, como es lógico, del enfermo y de su familia. Aquí los ingenieros tienen otro campo de acción del que antes no disponían.

En la Unidad de Innovación del Clínico San Carlos, que dirige el cirujano Julio Mayol, ¿tienen contratados a ingenieros?

Hay un ingeniero, en efecto. Bioingeniero, para más señas. En el campo de la innovación a partir de innovaciones tecnológicas, su papel es vital, ante todo si se forman o especializan en la Bioingeniería. Precisamos de este conocimiento a corto plazo en los hospitales. Tal vez hay menos demanda de los ingenieros mecánicos y químicos, y más de los electrónicos, ingenieros de sistemas, bioingenieros, etc.