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JOSÉ LUIS DE LOS FRAILES, SUBDIRECTOR DEL HOSPITAL DE ALCORCÓN | ||||
“La fundación prima al ingeniero solo si cumple sus objetivos”
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El centro consigue un 17% de ahorro en gas y electricidad en un año | ||||
Javier Barbado / Imagen: Joana Huertas. Madrid La fundación como fórmula legal para un hospital público no ha prosperado en España, y, sin embargo, quedan ejemplos que han dado en la diana desde su creación, como el Hospital Fundación Alcorcón de Madrid, donde al ingeniero se le recompensa en función de los objetivos cumplidos cada año, algo que no siempre se hace así en los centros de gestión pública directa, según el subdirector de Infraestructuras y Servicios Generales José Luis de los Frailes, quien ha recibido en el propio centro a Publicación de Ingeniería Sanitaria. ¿Qué papel desempeña el ingeniero en su hospital? El ingeniero participa en la elaboración de los pliegos de prescripciones técnicas. Y se relaciona de forma permanente con el usuario, que es el médico y demás profesionales asistenciales, y con los contratistas, de modo que establece los criterios que tiene que reunir el equipamiento por suministrar tanto a nivel técnico como a la hora del mantenimiento.
En este último proceso, en efecto el ingeniero interviene tanto en la elaboración como en la evaluación del concurso de que se trate, e insisto en que lo hace desde un punto de vista técnico, lo cual es una participación importante. ¿No tiene la última palabra en ningún caso? No. Esa decisión la toma la Mesa de Contratación, que es un órgano que forma parte de la Dirección. En los concursos, siempre hay una parte económica y otra técnica. A partir de ambas se lleva a cabo una valoración con ayuda del informe técnico. En cuanto a la de índole económica, suele partir de una fórmula matemática. Aparte de usted, ¿qué otros ingenieros integran la plantilla del hospital? Tenemos otro ingeniero que es el responsable de Infraestructuras del hospital, y, con él, a otros técnicos que, de formación, poseen la categoría de formación profesional de segundo grado (equivalente a maestros industriales). Este equipo de personas del hospital lleva a cabo el control del servicio que nos proporcionan las empresas, ya que aquí no disponemos de personal propio, sino que está todo subcontratado. Estos profesionales, por lo tanto, controlan todos los tipos de mantenimiento que se hacen en el hospital, tanto preventivos como correctivos. Para ello, existe un sistema de Gestión de Mantenimiento de Asistencia por Ordenador (GMAU) instalado en el hospital y que se encuentra muy avanzado. ¿Qué es exactamente un GMAU? Un programa informático donde se registran todas las averías que se producen en el hospital. La información la proporciona cualquier supervisor de las distintas unidades de hospitalización desde cualquier punto del centro. Imagine, por ejemplo, que se funde un tubo fluorescente en una tubería de agua o incluso deja de funcionar correctamente un equipo completo… El GMAU controla todo eso e incluye los mantenimientos para prevenirlo con su periodicidad correspondiente. Cada vez que los operarios hacen una intervención al respecto queda registrado en el programa.
¿Hacen una revisión diaria de todas las averías? Se hace de forma aleatoria: no se pueden ver todas las que se producen en un solo día. Pero hacen un control exhaustivo de todo ello para ver si la empresa cumple los criterios que se han especificado en el pliego de prescripciones técnicas de seguimiento. ¿Qué otras tareas del hospital, más allá de los contratos, competen el ingeniero? Aparte de lo dicho, elabora informes para la Dirección sobre todo el tema de proyectos de ingeniería de obras, remodelaciones, estudios… de asesoramiento. Y también presupuestos, por ejemplo. ¿No ocupa el bioingeniero ningún lugar en el hospital? La Bioingeniería es un asunto vital que va in crescendo. Cada vez más, la Bioingeniería está relacionada con aspectos biológicos, médicos, diagnósticos… Y más ahora. Desde una prótesis que se coloque en una pierna al genoma del que se hacen estudios estadísticos por ordenador. En realidad, se trata de una figura cada vez más necesaria en el ámbito sanitario en mutua colaboración con otros profesionales como los médicos. El hospital es una fundación –el único con esta fórmula jurídica en la Comunidad de Madrid– lo que le confiere un grado de autonomía del que carecen los centros de gestión pública directa. ¿Influye eso en el contrato de los ingenieros? Aquí tienen un contrato laboral, en efecto, con una productividad ligada a los objetivos, algo que marca la diferencia. Todos los años se valoran cuáles son éstos y se asocia una parte de su sueldo a su consecución.
¿No se incentiva a los ingenieros de los hospitales de gestión directa? En los hospitales de gestión directa es, prácticamente, “café para todos” cumplas o no los objetivos. Otra ventaja de la fundación es que, una vez hecha la apertura de concursos, en algunos contratos podemos negociar, dar una segunda vuelta con los proveedores para tratar de que mejoren sus ofertas tanto técnicas como económicas. Y eso es un valor añadido. ¿Qué demandas principales hay ahora en el hospital? En Ingeniería, la normativa nos pide cambios. Ahora nos exigen, por ejemplo, modificar las arquetas de residuos de las aguas residuales, y tenemos un proyecto en marcha para llevarlo a cabo. El hospital demanda ser más eficiente, más sostenible… En apenas cinco años hemos conseguido ahorros en gas y electricidad que rondan una media de entre un 15 y un 17 por ciento anual de consumo, solamente con medidas que hemos hecho en el centro. ¿De qué medidas se trata? En los últimos seis años, hemos hecho una sustitución del control centralizado de las instalaciones de climatización y electricidad, como le digo. Con ello se pueden regular automáticamente temperaturas de todos los locales del hospital así como el encendido y apagado de las unidades de tratamiento de aire (UTAS) así como controlar las alarmas en centrales térmicas y frigoríficas. Pero el logro también se ha basado en la sustitución de una planta enfriadora por otra más eficiente; el reemplazamiento parcial del alumbrado existente en zonas comunes (tubos fluorescentes) por ‘leds’; la instalación de detectores de presencia en aseos públicos, y, por último, la sustitución parcial de las farolas existentes de vapor de sodio por halogenuros metálicos. Por todas estas inversiones obtuvimos subvenciones del Instituto de Diversificación de la Energía (IDEA) de un 25 por ciento. A todo ello se unen campañas permanentes informativas que hacemos en el hospital sobre buenas prácticas (apagado de luces y de ordenadores, cierre de ventanas etc.).
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