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Lunes, 22 de febrero de 2016  |  NÚMERO 16 Año II Acceda a nuestra hemeroteca
CARLOS JIMÉNEZ ALONSO, DIRECTOR DE SOLUCIONES DE GENERAL ELECTRIC
“Formaremos a dos millones de profesionales de aquí a 2020”
La compañía ha invertido 892 millones de euros en enseñar el uso de su tecnología
 

Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega, Cristina Cebrián y Joana Huertas
El uso de la tecnología sanitaria requiere de conocimientos actualizados que General Electric está dispuesta a asumir. De aquí a 2020, la compañía ha invertido 1.000 millones de dólares (892 millones de euros) en formación específica de los profesionales sanitarios, y calcula que serán unos dos millones los beneficiados por estas directrices, fundamentales para optimizar el producto final de la compañía. Publicación de Ingeniería Sanitaria ha analizado con su recién nombrado director de Soluciones para España y Portugal la situación del sector, la figura del ingeniero en su contexto y las perspectivas de su futuro.

Todos los perfiles académicos del ingeniero encajan en el sector sanitario.

Recién ‘aterrizado’ en General Electric, ¿cuál es su función en la compañía?

Posicionar a General Electric Healthcare en el liderazgo de soluciones dentro del mercado español y portugués. ¿Qué significa eso? Que buscamos enfocarnos y centrarnos en lo que el cliente realmente necesita, entender sus dificultades y los retos a los que se enfrentan, intentar diseñar soluciones que les ayuden a optimizar y racionalizar la actividad tecnológica que soporta su actividad asistencial.

Usted defiende el método lean de gestión eficiente. ¿Es aplicable en su actual trabajo?

No solo es aplicable, sino que General Electric es líder y pionera en el despliegue de la metodología lean dentro del sector Healthcare y en el conjunto de la organización. En ese sentido, General Electric implantó la metodología fast-works con la ayuda y el coaching del autor de lean-start up formando a casi cien consultores lean que formaron, a su vez, a más de 1.000 directivos de la compañía.

Así que el lean está en el ADN de la organización para optimizar la gestión y erradicar el ‘desperdicio’ en nuestros procesos productivos y ayudar también a nuestros clientes a ser más eficientes. En ese sentido, contamos con una organización europea con 80 consultores en lean-Healthcare que ayudan a nuestros consultores a optimizar también sus procesos tanto no asistenciales como asistenciales.

GE fabrica soluciones para rentabilizar el trabajo del cirujano en quirófano, por ejemplo el sistema informático de monitorización ‘Opera’. ¿En qué consiste esta herramienta y qué resultados ha dado hasta la fecha en España?

Jiménez pone la tecnología sanitaria en el contexto de Horizonte 2020.

Para empezar, creo que es importante entender la importancia que tiene el bloque quirúrgico en un hospital. Se trata del área que induce más gasto dentro de una estructura sanitaria como el hospital (por así decirlo, es el ‘corazón’ de la producción hospitalaria). En ese sentido, ante un incremento, en la última década, de un 9 por ciento en el número de camas, el de quirófanos ha crecido un 19,7 por ciento. Y el incremento de esta estructura también se ha traducido en un aumento de actividad, en muchos casos de cirugía ambulatoria que no requiere ingreso hospitalario.

Si nuestro cliente es capaz de mejorar sus procesos productivos dentro del área quirúrgica, estaría optimizando el área más relevante en consumo de recursos y de inversión (algo que es comprobable por medio de un análisis de Pareto o ABC). En cuanto a Opera, se trata de un sistema de gestión integral que ayuda a coordinar el área quirúrgica con resultados muy positivos (eficiencias de un diez por ciento) y que funciona en cientos de quirófanos en países de todo el mundo como en Reino Unido y Finlandia a partir de algunas experiencias locales.

En este sentido, la compañía publicó con Antares, en 2015, el ‘Libro blanco de la actividad y gestión del Bloque Quirúrgico en España’. ¿Qué más soluciones ha creado GE para agilizar la labor del quirófano?

Aparte de lo ya comentado –muy vinculado al estudio en cuestión, uno de cuyos cometidos es identificar doce elementos sustanciales en la actividad del quirófano–, nosotros tenemos soluciones en anestesia por medio de interfaces que permiten personalizarla a cada paciente y a cada actividad quirúrgica optimizando el proceso de consumo de analgésicos, mejorando el tiempo de recuperación y de REA del paciente, y, en fin, mejorando ese flujo de trabajo.

¿Qué otras demandas tecnológicas ha detectado la compañía en que trabaja en el sector sanitario y en qué planes ha invertido para satisfacerlas?

En el sector sanitario vemos, cada vez más, la tendencia digital observada en otra serie de sectores (la llamada industria 4.0). Invertimos en esta como uno de los principales focos de la compañía y desarrollamos soluciones que están enfocadas a la nueva revolución como, por ejemplo, dosewatch, que mide las dosis de un tratamiento recibidas por los pacientes; un proyecto para el Servicio Murciano de Salud durante cuatro años (que integra el equipamiento tanto de General Electric como de otros fabricantes) que les permite monitorizar y gestionar la atención de los pacientes; detectar si, en un momento dado, resulta más eficiente utilizar otra clase de tecnología con vistas al diagnóstico (si la radiación, por ejemplo, ha superado una serie de umbrales), y, en fin, digitalizar sus procesos.

Otra solución que tenemos está dirigida al laboratorio de Anatomía Patológica de los hospitales. Hasta la fecha, se trabajaba con recursos analógicos como el microscopio o incluso el recuento a mano, en tanto que la aplicación permite trabajar en red, digitalizar en suma. Lo que ya se hacía en Radiología hace unos años, digitalizar la imagen, ahora ha llegado al área de Anatomía Patológica. Sin duda es una nueva revolución vinculada al mundo digital.

El trabajo en red entre anatomopatólogos es un sello distintivo de GE.

¿Invierten los hospitales públicos, en este momento, en esa revolución?

Se trata de una nueva tecnología que está entrando en el mercado. Tenemos experiencias locales con laboratorios que permiten trabajar en red a 50 patólogos y les da la opción de intercambiar imágenes y poder informar y complementar análisis y equilibrar cargas de trabajo. De hecho, cuántas veces se observa que el departamento de Anatomía Patológica de un hospital está sobrecargado en tanto que, en otro, se trabaja con mucha más agilidad. Pues bien: este sistema permite optimizar la estructura de recursos que tiene los clientes.

Como socio de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH), ¿vaticina un buen futuro a la profesión en el sector de la salud?

Sin lugar a dudas. El ingeniero, en la sanidad, es un partner estratégico, un servicio de soporte, y, cada vez más, vemos cómo la infraestructura tecnológica, ya sea a nivel de equipamiento, tecnología de información y comunicación (TIC)… es cada vez más compleja y sofisticada. De modo que los técnicos de la AEIH (que no solo son ingenieros: también hay arquitectos) tenemos mucho que aportar como función de soporte con una sensibilidad diferencial que es el propio paciente. Nosotros no trabajamos para producir coches, sino para mejorar la atención y el cuidado de los pacientes.

Así que desde esa perspectiva, como función de soporte y con un claro enfoque y centro en el paciente, cada vez tenemos más trabajo.

Su trabajo en el Colegio y Asociación de Ingenieros Industriales (Coain) sigue en marcha, ¿no es así? ¿Qué proyectos defienden en este momento a partir de este organismo?

Desde la Comisión de Ingeniería Médica y Sanitaria del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, buscamos aporta prestigio al ingeniero industrial dentro del sector sanitario, y, asimismo, desarrollar y divulgar conocimientos.

En ese sentido, vamos a continuar elaborando estudios que divulgaremos de forma abierta; preparando cursos de formación con nuevas técnicas, y, en fin, generando puntos de encuentro que sirvan para que los profesionales del sector intercambien reflexiones.

La institución publicó un manual de buenas prácticas en el mantenimiento y gestión del equipamiento médico. Hasta donde usted conoce, ¿sigue siendo una laguna en la formación de los profesionales sanitarios, es decir, de quienes usan la tecnología creada por los ingenieros?

Nuestro sector es tan amplio en el campo de la cirugía y de los procesos que nos obliga a todos a reciclarnos de forma continua. Así que la formación de forma estructural –no coyuntural– será siempre un elemento sustancial de nuestra actividad.

Desde el punto de vista de la formación de los usuarios, resulta fundamental que la infraestructura tecnológica sea explotada de forma adecuada para maximizar su potencial. Y, en ese sentido, desde el Colegio vamos a desarrollar todos los vehículos que canalicen toda la formación e información que podamos.

Por otro lado, General Electric cree en la formación y, de hecho, está invirtiendo, en este momento, 1.000 millones de dólares en esa área [892 millones de euros] para que, en 2020, hayamos ayudado a formarse a más de dos millones de clientes. Se trata, insisto, de una necesidad estructural del sector a todos los niveles, y, de hecho, todo lo que hagamos será tan necesario como insuficiente. La tecnología y las metodologías no se van a estancar, sino que van a seguir evolucionando y, por lo tanto, tendremos que seguir formándonos.

La e-Salud abre infinitas posibilidades al ingeniero de la salud.

La e-Salud irrumpe con fuerza en el mundo asistencial y, no en vano, el Ministerio del ramo tiene sobre la mesa una estrategia específica de la mano de su Comité Asesor. Todo lo relacionado con ese nuevo concepto de la Medicina, ¿ha pillado desprevenido al ingeniero sanitario?

Nos tenemos que reciclar continuamente: efectivamente. Todo el movimiento digital nos obliga a todos a ello, lo cual vendrá de la mano de nuevas carreras pero también de nueva formación continua. Esto supone un reto que nos exige a todos abordar un cambio de paradigma: la formación ya no es puntual, sino que hablamos de un proceso formativo, estructural, y que se desarrolla a lo largo de toda la carrera profesional.

¿Cómo ve al sector de la tecnología sanitaria en este momento?

El sector tecnológico, dentro de la sanidad, se tiene que reposicionar como un partner, un socio tecnológico del Sistema Nacional de Salud (SNS). Este último se enfrenta a un reto de sostenibilidad con vistas a continuar en un escenario de población con una edad creciente, que está envejeciendo, y que, previsiblemente consumirá más recursos desde el punto de vista sanitario.

Nosotros tenemos que ser parte de esa solución: ayudar a racionalizar y a optimizar esa infraestructura tecnológica que soporte la actividad asistencial, adecuada y necesaria, para proveer esos cuidados a la salud. Una actividad sanitaria que, además, debe estar orientada al resultado, al outcome del proceso, y que, probablemente, tenga que abordar elementos novedosos desde el punto de vista de las funcionalidades del edificio, de su transición hacia el hospital líquido, la atención domiciliaria, la preparación pre-quirúrgica, promoción de hábitos de vida saludable… Todo aquello que impacte positivamente en la salud y, además, a partir de una concepción de eficiencia que precisa, necesariamente, de una reingeniería de procesos.

Por nuestra parte, debemos colocarnos al lado del Sistema Nacional de Salud siendo parte de esa solución, poniéndonos de forma empática en su lugar e intentando proveer, por nuestra parte, elementos que les ayuden a conseguir esos objetivos.

Exploremos su mentalidad crítica. ¿Es alarmante de veras la situación de la Ciencia en España, como manifestaron sus representantes en un reciente alegato contra el “ridículo” aumento del presupuesto para ella en 2016?

Soy un pleno convencido de que la investigación y la innovación son esenciales para la evolución de una sociedad. Y que, por lo tanto, se tiene que buscar proteger la inversión en esa área acompañando, digamos, el proceso de transición hacia una investigación colectiva en red y compartiendo los elementos que nos permitan asentar una competitividad en el día de mañana. La cual vendrá de la mano de la evolución tecnológica que deberá ayudar también a la sostenibilidad medioambiental y a los diferentes elementos que nos permitan cuidar y proteger la calidad de vida de la ciudadanía. En ese sentido, la inversión en Investigación creo que es fundamental y estratégica.

Carlos Jiménez Alonso ha expuesto su visión de asuntos de actualidad científica como las ondas gravitacionales, y, en este contexto, ha defendido el poder del trabajo colectivo.

Por último, no me resisto a preguntarle sobre el hallazgo científico más importante, como mínimo, de las dos primeras décadas del siglo XXI: la demostración de que existen las ondas gravitacionales tal como predijo Einstein en su Teoría de la Relatividad. Como ingeniero y científico, ¿qué le parece este logro?

El jueves 11 de febrero asistimos, efectivamente, a la constatación de la existencia de esas ondas gravitacionales gracias a un trabajo que realizaron, en red, más de 1.000 investigadores, aparte del MIT y otras organizaciones, y que muestran cómo, ante la complejidad creciente de la Ciencia, la Tecnología, la sociedad… la inteligencia individual no es capaz de afrontarla. Pero sí la inteligencia colectiva. Entre los dos somos capaces de pensar mejor que cada uno de nosotros por separado.

En este sentido, veo como algo muy esperanzador que el big data y las nuevas tecnologías, la industria digital, permiten trabajar en red cada vez mejor, algo en lo que creemos firmemente desde General Electric Healthcare. Desde que me incorporé al proyecto, he participado en diferentes reuniones con gente que estaba en Estocolmo, París, Wisconsin, Reino Unido… El conocimiento ya no lo aúna una sola persona, incapaz por sí misma de enfrentarse a esa complejidad, algo que sí es posible en equipo. De modo que hemos visto, con este descubrimiento, el espectacular potencial del trabajo colectivo.