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GEMMA PASTOR, RESPONSABLE DE MEDIO AMBIENTE DEL CLÍNICO DE MADRID | |||
“El sanitario debe ser consciente de cómo se procesan los residuos” | |||
El etiquetado energético aumenta la cultura de ahorro en los centros | |||
Javier Barbado / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid ¿Qué debe conocer el profesional sanitario sobre gestión de los residuos hospitalarios? En primer lugar, deben conocer toda la clase de residuos sanitarios que se pueden producir dentro de un centro, y saber cómo segregarlos, especialmente en lo relacionado con la seguridad (tanto para el profesional como para el paciente) y también con la protección del medio ambiente, en este caso para que la segregación sea correcta y no se produzca una serie de daños derivados de no hacerlo de la forma adecuada.
La seguridad, en primer término, porque se trata de productos peligrosos que pueden causar infecciones o enfermedades a largo plazo a los profesionales (por ejemplo, por exposición al formol, o pinchazos accidentales en el caso de residuos biosanitarios). ¿Cómo participa el profesional en esa labor protectora del entorno? Participa, en primer lugar, realizando cursos de formación, que deberían resultar accesibles para ellos y que, tal como se hace en el caso del Hospital Clínico, debe promoverse por parte del propio centro. Y haciendo la gestión de los residuos de forma responsable y consciente. Viendo cómo se hace, y, si hay dudas, consultándolo a unidades específicas como la nuestra. La Unión Europea hace especial énfasis, ahora mismo, en el certificado energético de los edificios. ¿Ha llegado esta normativa a los hospitales? Sí, sí que lo ha hecho. De hecho, nosotros acabamos de hacerla, y, desde hace un mes escaso, disponemos del etiquetado energético del edificio. Si no me equivoco, se trata del primer hospital público de la Comunidad de Madrid que lo posee. Está en vigor desde junio de 2013. Este certificado sed ha obtenido dentro de las dificultades del propio edificio, que está en remodelación al ser su construcción de los años 50. Ahora estamos en la fase II y todavía queda otra fase más por remodelar. Estas etapas se han ido correspondiendo con distintas etiquetas energéticas. Se presupone que, conforme a la legislación, en cada etapa la exigencia de eficiencia energética es mayor; en última instancia, hemos obtenido una etiqueta energética letra C, lo cual está bastante bien para un edificio de nuestras características. ¿Financia la Unión Europea de forma directa al hospital para esta clase de proyectos? No. Existen directivas de eficiencia energética de las que derivan estos certificados o etiquetas aplicables a los edificios públicos, pero no hay ayudas directas. Sí es obligatorio el cumplimiento del informe Deficiencias en Eficiencia realizado por la empresa a la que se encarga el certificado energético del centro. El hospital, a partir de ese informe, debe subsanar el máximo número posible de deficiencias y conseguir, por ejemplo, que el centro pase de la letra C a la B. ¿Pero es obligatorio, no es así? Sí, así es. Se trata de una directiva traspuesta al reglamento español, y, por lo tanto, hablamos de normativa de obligado cumplimiento. Explíqueme el Plan de Gestión de Residuos del Clínico San Carlos.
El primer plan de residuos del centro data del año 1999. El último se realizó en 2011. En este plan, aparte de regularse la gestión de los residuos hospitalarios, tal como se establece por decreto en la Comunidad de Madrid con los elementos sanitarios residuales (entre otros los biosanitarios especiales, los citotóxicos y los químicos, que son peligrosos para el medio ambiente y para la salud), tenemos también un plan de recuperación de materiales (papel, cartón, vidrio, tóner de impresora y cartuchos, envases..). Y luego están los cursos para formarse en la reducción de residuos peligrosos así como en su correcta gestión e incluso, si es posible, en su sustitución. ¿Qué responsables del hospital llevan a cabo, y cómo, esa sustitución? Aquí se precisó del trabajo coordinador de varias direcciones del centro y también del Departamento de Medio Ambiente. En primer lugar, la Dirección Médica, responsable de los laboratorios y de todo lo relacionado con la parte clínica del hospital, tenía que dar el visto bueno a ese reactivo para que los resultados fueran correctos, que no hubiera ninguna desviación en los parámetros que ellos consideraban como buenos (en los resultados de los análisis con el nuevo componente), y, luego, la Dirección de Gestión también debía dar su visto bueno al coste económico que podía suponer que, en todo caso, al final no fue tal, ya que el coste del reactivo se compensó con la gestión del residuo. Ambas fueron, por tanto, las dos direcciones que intervinieron en este caso a partir de la propuesta del Departamento de Medio Ambiente. ¿Qué formación específica poseen los miembros de este último?
En mi caso soy licenciada en Ciencias Químicas, aunque después he hecho formación específica en Medio Ambiente. Normalmente no suele ser gente que pertenezca de forma directa al ámbito de la Medicina. ¿De cuántas personas consta el Departamento? Tenemos a tres administrativos, dos celadores y un jefe de Sección (yo mismo). ¿Trabajáis en el mismo despacho? Los celadores están por el hospital, ya que recogen parte del material que se recupera y también de la distribución de los contenedores que se utilizan en el centro para elementos peligrosos. En España, en general, ¿está desarrollada la gestión de residuos en los hospitales?
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, sí lo está. Fue de las primeras en aprobar un decreto de residuos sanitarios. El primero se publicó en 1991 y se modificó en 1999. Desde entonces, no ha habido otro decreto específico y sigue siendo válido el mismo. ¿Qué es la huella de carbono de un hospital?
Tiene que ver con las emisiones de anhídrido carbónico y otros gases a la atmósfera y con el efecto invernadero, del que todos hemos oído hablar porque sus consecuencias están aumentando (como la elevación gradual de la temperatura del planeta). La huella en cuestión recoge el impacto en carbono de toda la actividad de una organización. La hemos calculado para 2013; hemos recogido aspectos directos como son, por ejemplo, los consumos de gas natural en las calderas para la climatización y el agua caliente del hospital, y otros indirectos no provocados por nosotros pero sí por nuestra actividad. ¿Cultiva su Departamento la investigación y la docencia? La investigación no tanto. La docencia, mucho, por medio de los cursos de formación en gestión de residuos sanitarios y de gestión ambiental en general). El año pasado, por ejemplo, se pronunciaron 20 charlas dirigidas a enfermeras, un curso de gestión de residuos sanitarios y otro de gestión ambiental. ¿Qué objetivos tiene a la vista en 2015? Se están desarrollando, ante todo, proyectos de eficiencia energética, pero no se han definido los objetivos aún. Sin embargo, existe un Plan de Eficiencia Energética de la Comunidad de Madrid a partir del Sermas en el que está inserto el Clínico San Carlos (ya el año pasado, al aplicarlo, obtuvimos un considerable ahorro en luz y electricidad). Seguiremos en esa línea este año con el uso de luminarias de bajo consumo, cosa que impactará de forma notable en los consumos eléctricos del hospital. |