Política de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra política de cookies.

¿Quiere recibir la Publicación de Ingeniería Sanitaria en su correo de forma gratuita?
Lunes, 19 de enero de 2015  |  NÚMERO 4 Año I Acceda a nuestra hemeroteca
GEMMA PASTOR, RESPONSABLE DE MEDIO AMBIENTE DEL CLÍNICO DE MADRID
“El sanitario debe ser consciente de cómo se procesan los residuos”
El etiquetado energético aumenta la cultura de ahorro en los centros
 

Javier Barbado / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
Los profesionales sanitarios no deberían limitar su actividad a la asistencia del enfermo y permanecer ajenos a la productividad, rendimiento y eficiencia del hospital en el que trabajan, lo cual requiere conocimientos específicos adquiribles en cursos organizados por el propio centro, más en concreto por su Departamento de Medio Ambiente. Como en los hogares, la segregación de los materiales de uso clínico, entre otros, repercute en el entorno y refleja el grado de cumplimiento de la normativa europea al respecto, ahora más detallada y compleja en el contexto del Proyecto Horizonte 2020.

¿Qué debe conocer el profesional sanitario sobre gestión de los residuos hospitalarios?

En primer lugar, deben conocer toda la clase de residuos sanitarios que se pueden producir dentro de un centro, y saber cómo segregarlos, especialmente en lo relacionado con la seguridad (tanto para el profesional como para el paciente) y también con la protección del medio ambiente, en este caso para que la segregación sea correcta y no se produzca una serie de daños derivados de no hacerlo de la forma adecuada.

La seguridad, en primer término, porque se trata de productos peligrosos que pueden causar infecciones o enfermedades a largo plazo a los profesionales (por ejemplo, por exposición al formol, o pinchazos accidentales en el caso de residuos biosanitarios).

Y, en segundo lugar, la gestión de estos residuos produce consumos al medio ambiente, por ejemplo de agua, eléctricos, transporte de esos residuos… Con lo cual, si nosotros lo segregamos de la manera adecuada, conseguimos que el impacto al medio ambiente sea menor.

¿Cómo participa el profesional en esa labor protectora del entorno?

Participa, en primer lugar, realizando cursos de formación, que deberían resultar accesibles para ellos y que, tal como se hace en el caso del Hospital Clínico, debe promoverse por parte del propio centro.

Y haciendo la gestión de los residuos de forma responsable y consciente. Viendo cómo se hace, y, si hay dudas, consultándolo a unidades específicas como la nuestra.

La Unión Europea hace especial énfasis, ahora mismo, en el certificado energético de los edificios. ¿Ha llegado esta normativa a los hospitales?

Sí, sí que lo ha hecho. De hecho, nosotros acabamos de hacerla, y, desde  hace un mes escaso, disponemos del etiquetado energético del edificio. Si no me equivoco, se trata del primer hospital público de la Comunidad de Madrid que lo posee. Está en vigor desde junio de 2013.

Este certificado sed ha obtenido dentro de las dificultades del propio edificio, que está en remodelación al ser su construcción de los años 50. Ahora estamos en la fase II y todavía queda otra fase más por remodelar. Estas etapas se han ido correspondiendo con distintas etiquetas energéticas. Se presupone que, conforme a la legislación, en cada etapa la exigencia de eficiencia energética es mayor; en última instancia, hemos obtenido una etiqueta energética letra C, lo cual está bastante bien para un edificio de nuestras características.

¿Financia la Unión Europea de forma directa al hospital para esta clase de proyectos?

No. Existen directivas de eficiencia energética de las que derivan estos certificados o etiquetas aplicables a los edificios públicos, pero no hay ayudas directas. Sí es obligatorio el cumplimiento del informe Deficiencias en Eficiencia realizado por la empresa a la que se encarga el certificado energético del centro. El hospital, a partir de ese informe, debe subsanar el máximo número posible de deficiencias y conseguir, por ejemplo, que el centro pase de la letra C a la B.

¿Pero es obligatorio, no es así?

Sí, así es. Se trata de una directiva traspuesta al reglamento español, y, por lo tanto, hablamos de normativa de obligado cumplimiento.

Explíqueme el Plan de Gestión de Residuos del Clínico San Carlos.

El primer plan de residuos del centro data del año 1999. El último se realizó en 2011. En este plan, aparte de regularse la gestión de los residuos hospitalarios, tal como se establece por decreto en la Comunidad de Madrid con los elementos sanitarios residuales (entre otros los biosanitarios especiales, los citotóxicos y los químicos, que son peligrosos para el medio ambiente y para la salud), tenemos también un plan de recuperación de materiales (papel, cartón, vidrio, tóner de impresora y cartuchos, envases..). Y luego están los cursos para formarse en la reducción de residuos peligrosos así como en su correcta gestión e incluso, si es posible, en su sustitución.

¿Se ha hecho alguna sustitución destacable en el hospital?

En 2009 se llevó a cabo una de los líquidos que se utilizan para las máquinas de laboratorio de diagnóstico clínico, que supuso una reducción de unos 20.000 litros anuales de residuo peligroso para el medio ambiente y que se consiguió con el simple reemplazo de un reactivo. Esto, por sí solo, supuso un considerable ahorro de costes para el hospital así como una disminución del impacto ambiental importante.

¿Qué responsables del hospital llevan a cabo, y cómo, esa sustitución?

Aquí se precisó del trabajo coordinador de varias direcciones del centro y también del Departamento de Medio Ambiente. En primer lugar, la Dirección Médica, responsable de los laboratorios y de todo lo relacionado con la parte clínica del hospital, tenía que dar el visto bueno a ese reactivo para que los resultados fueran correctos, que no hubiera ninguna desviación en los parámetros que ellos consideraban como buenos (en los resultados de los análisis con el nuevo componente), y, luego, la Dirección de Gestión también debía dar su visto bueno al coste económico que podía suponer que, en todo caso, al final no fue tal, ya que el coste del reactivo se compensó con la gestión del residuo.

Ambas fueron, por tanto, las dos direcciones que intervinieron en este caso a partir de la propuesta del Departamento de Medio Ambiente.

¿Qué formación específica poseen los miembros de este último?

En mi caso soy licenciada en Ciencias Químicas, aunque después he hecho formación específica en Medio Ambiente. Normalmente no suele ser gente que pertenezca de forma directa al ámbito de la Medicina.

Sin embargo, en última instancia, toda la plantilla del hospital está implicada en el cuidado del medio ambiente (de hecho, la certificación al respecto implica a todo el centro). Por lo tanto, tenemos que tener relación con la Dirección de Enfermería (las supervisoras de Enfermería están muy vinculadas a la gestión de los residuos biosanitarios y citotóxicos que pro ceden de la actividad sanitaria propiamente dicha) y con la Dirección Médica (los médicos también tratan con residuos. Pero también nos relacionamos con la Dirección de Gestión y con el personal de Mantenimiento, principalmente, que deben estar pendientes de las revisiones y de todos los aspectos reglamentarios de la industria del hospital (calderas, climatizadores, etc.). En este último campo, la labor de los ingenieros es muy importante.

¿De cuántas personas consta el Departamento?

Tenemos a tres administrativos, dos celadores y un jefe de Sección (yo mismo).

¿Trabajáis en el mismo despacho?

Los celadores están por el hospital, ya que recogen parte del material que se recupera y también de la distribución de los contenedores que se utilizan en el centro para elementos peligrosos.

En España, en general, ¿está desarrollada la gestión de residuos en los hospitales?

En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, sí lo está. Fue de las primeras en aprobar un decreto de residuos sanitarios. El primero se publicó en 1991 y se modificó en 1999. Desde entonces, no ha habido otro decreto específico y sigue siendo válido el mismo.

Existen otras comunidades autónomas que ni siquiera han desarrollado un decreto, y que, por ello, deben basarse en la legislación estatal: están, por tanto, un poco cojas en ese aspecto. Madrid, junto con Andalucía y País Vasco, son las más desarrolladas, las que más trabajan en la gestión de estos residuos sanitarios.

¿Qué es la huella de carbono de un hospital?

Tiene que ver con las emisiones de anhídrido carbónico y otros gases a la atmósfera y con el efecto invernadero, del que todos hemos oído hablar porque sus consecuencias están aumentando (como la elevación gradual de la temperatura del planeta). La huella en cuestión recoge el impacto en carbono de toda la actividad de una organización. La hemos calculado para 2013; hemos recogido aspectos directos como son, por ejemplo, los consumos de gas natural en las calderas para la climatización y el agua caliente del hospital,  y otros indirectos no provocados por nosotros pero sí por nuestra actividad.

Por ejemplo, la electricidad que nosotros consumimos no produce energía dentro del hospital, pero sí la ha producido, de forma previa, para su producción (por lo tanto, también cuenta para la huella de carbono). Y todos los productos que recibimos o incluso sacamos del hospital, precisan de un transporte y éste produce unas emisiones de CO2 que nosotros tenemos que recoger. Los desplazamientos de pacientes desde o hasta el hospital de ambulancias, gestión de residuos, etc., producen también emisiones de CO2. En realidad, toda actividad humana tiene un impacto de anhídrido carbónico tanto directo como indirecto.

¿Cultiva su Departamento la investigación y la docencia?

La investigación no tanto. La docencia, mucho, por medio de los cursos de formación en gestión de residuos sanitarios y de gestión ambiental en general). El año pasado, por ejemplo, se pronunciaron 20 charlas dirigidas a enfermeras, un curso de gestión de residuos sanitarios y otro de gestión ambiental.

¿Qué objetivos tiene a la vista en 2015?

Se están desarrollando, ante todo, proyectos de eficiencia energética, pero no se han definido los objetivos aún. Sin embargo, existe un Plan de Eficiencia Energética de la Comunidad de Madrid a partir del Sermas en el que está inserto el Clínico San Carlos (ya el año pasado, al aplicarlo, obtuvimos un considerable ahorro en luz y electricidad). Seguiremos en esa línea este año con el uso de luminarias de bajo consumo, cosa que impactará de forma notable en los consumos eléctricos del hospital.