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EDITORIAL | |
El ingenio en la revolución ‘a coste cero’
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Las aplicaciones para móviles y el ‘big data’ dibujan un futuro más democrático | |
Argumenta el sociólogo y economista estadounidense Jeremy Rifkin –muy conocido por el tino con que predice el futuro en sus libros, la mayoría de ellos best-sellers mundiales– su convicción de que ha llegado la tercera revolución industrial, que se basa en la economía colaborativa con energía gratuita (“Ideas” en El País, 24/07/16).
Según el autor de La sociedad de coste marginal cero –su última obra conocida– los coches, por poner un solo ejemplo, dejarán de producirse en cadena al ritmo en que lo han hecho desde el siglo XX, entre otras razones porque se compartirán por los usuarios y, por otro lado, se extenderá su funcionamiento eléctrico alejado de las dependencia de los combustibles fósiles como el petróleo. ¿Cuál sería la repercusión de tal escenario en la sanidad? Por lo pronto, algo de lo que cuenta Rifkin se entromete en su campo de actuación: el internet de las cosas o IOT (del inglés, internet of things) con aplicaciones en salud y el big data sanitario. Mientras el primero consiste en recabar y almacenar datos a partir de los más variados aparatos (por supuesto, diseñados por ingenieros, como las llamadas wereables –dispositivos que el usuario porta en su cuerpo como, por ejemplo, las pulseras cuantificadoras de la frecuencia cardiaca– o las apps para teléfonos móviles), el segundo apunta al método para explotarlos con fines científicos y terapéuticos. Del mismo modo que la energía eólica y solar, si se da con una fórmula que las capte, acumule y distribuya de forma homogénea a todos los países del mundo sin coste económico alguno constituye un claro ejemplo de esa tercera revolución industrial, el IOT y el big data darán pie a la misma realidad, en el entorno sanitario, y una vez más a coste cero. Porque, ¿qué dinero le supone a un servicio de salud autonómico, en este momento, crear y colgar en internet una app para ordenar sus listas de espera? Desde luego, muy reducido, como lo demuestra el hecho de que tal cosa a menudo la idea una sola persona sea ingeniero, médico o enfermero, pues apenas se requiere de interés y algo de tiempo. Con todo, el ingeniero sanitario se posiciona en clara ventaja competitiva en el contexto de un nuevo modelo productivo gratuito y democrático, pues dispone del valor añadido de su capacidad innovadora, casi siempre más desarrollada que la de otros profesionales sin conocimientos avanzados en tecnología aplicada, al fin y a la postre la base fundamental de la etapa industrial que se avecina. |