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SU COMETIDO ADQUIERE RELEVANCIA CON LAS DIRECTIVAS EUROPEAS | ||||||
“Es natural que los ingenieros pidan hacer guardias” |
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El director de Gestión del Clínico San Carlos de Madrid, Pedro Izquierdo, desvela la utilidad del conocimiento cualificado en los grandes centros | ||||||
Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Madrid Este directivo lleva las riendas del cargo desde 2000, y él mismo las resume en la capacidad de proporcionar apoyo logístico y organizativo a la labor asistencial, al fin y al cabo núcleo esencial de todo recinto hospitalario. Desde luego, la cantidad y cualidades del personal dependiente de sus decisiones confirman que el puesto de Izquierdo no se reduce a cubrir el expediente cada día de trabajo: “Me gusta verme como parte de un grupo de empresas; de hecho, tenemos unas 1.300 personas que dependen de la Dirección, en su mayoría pertenecientes al plantel de celadores, administrativos, y cocineros [en el Clínico San Carlos este servicio es propio, no lo gestiona una empresa externa]; nuestro cometido abarca toda la gestión administrativa, asistencial, de personal, contabilidad, contratación, compras, etc., y también una decidida apuesta por las obras del hospital en aras a optimizar sus metros cuadrados de espacio (por eso sacamos fuera el almacén del centro: para favorecer la labor de los sanitarios)”, explica. Queda, pues, fuera de toda duda el ingente trabajo de este brazo directivo de la Gerencia en un hospital de 170.000 metros cuadrados de extensión a los que se suman los centros de especialidades periféricos en sus áreas de referencia “que también requieren de nuestras soluciones siempre con la intención de que el paciente se vea en razonables condiciones de confortabilidad y sin menoscabo de la conciencia de sostenibilidad del entorno”, insiste. De hecho, la filosofía de cuidado del medio caracteriza al Clínico San Carlos de Madrid y se relaciona con su incesante ritmo de obras, pues la cultura ecológica del profesional del centro casi se erige, en ese contexto, como una manera de adaptarse a las circunstancias: “En nuestro caso, lo que empezó como la intención de reducir residuos se ha convertido en un estilo de vida”, confiesa. La eficiencia del uso y consumo de la energía se consigue, en éste como en todos los edificios, gracias a esa sensibilidad de los profesionales canalizada por medio del Plan Medioambiental que lidera el gerente, José Soto, y que dispone de un servicio de gestión específico, algo que no siempre cumplen los centros sanitarios. Tal labor fue reconocida en 2003, cuando el centro accedió al registro EMAS [Eco-Management and Audit Scheme o Reglamento Comunitario de Ecogestión y Ecoauditoría] a partir de una auditora independiente que lo clasificó en la categoría C de certificación energética, “lo cual está muy bien si se repara en su tamaño y volumen de actividad”, y, por eso, Izquierdo asegura con orgullo que se trata “del primer hospital con una certificación energética de esta clase en España”. Gestión de los residuos La gestión de los residuos (“desde los urbanos hasta los peligrosos”) corre a cargo tanto del Gobierno autonómico como del propio hospital, y, una vez más, adquiere especial relevancia en el caso de uno tan voluminoso. En este caso –confirma Izquierdo– el concurso centralizado adjudicó esa función a la compañía Consenur, a quien corresponde la retirada de los desperdicios, “pero cómo se mueven éstos por el recinto es algo que nos atañe a nosotros”, aclara. “Identificamos tres bloques en este trabajo: los residuos biosanitarios, en manos de la empresa adjudicataria, a la que se le revisa el contrato cada año; los relacionados con las obras, en manos de otra empresa que supervisa Fomento; y los urbanos, que entran en el campo de acción de Urbaser, compañía ligada al Ayuntamiento de la capital”, enumera. “El concurso de Consenur es el que más nos interesa, ya que es el que hace el Sermas [Servicio Madrileño de Salud] a partir de la Dirección General de Presupuestos y nos afecta de forma directa; de hecho, promovemos, con ella, diversas iniciativas como cursos formativos para los profesionales” y una estrecha colaboración por medio del nuestro servicio especializado , subraya. En 2014, la Comunidad de Madrid dio un paso más por el respeto del medio ambiente y el uso eficiente de la energía, habida cuenta de que la Unión Europea ha emitido dictámenes al respecto que obligarán a los edificios hospitalarios a cumplir con ese cometido. Ese año, en efecto, el Ejecutivo encabezado por Ignacio González concedió tres concursos públicos a sendas empresas para la gestión energética integral de otros tantos centros hospitalarios. El Clínico San Carlos, pese a su peso específico en la materia, no estuvo en esa tríada, pero, según Izquierdo, no desdeña la posibilidad de optar por esa concesión: “Todo ayuda y estaríamos interesados en recibirla, pues se trata de un proyecto macro que sin duda nos atrae”, asegura. “Pero aparte de esos contratos, que se han ceñido a hospitales situados en el ala norte de la Comunidad, también trabajamos, junto con los servicios centrales, en otra clase de estrategias relacionadas con amplias prestaciones de eficiencia energética”; “además –prosigue– el proyecto de obras inserto en el Plan Director y Estratégico del hospital evidencia que todavía deben mejorarse muchos aspectos en aras a conseguir ese rendimiento optimizado de la energía; por poner un par de ejemplos, se ahorraría en ésta última –en concreto, en gasto de calefacción– si se mejorarse la cobertura de los dos centenares de ventanas de que disponemos o si se regulase el uso de la luz optimizándolo a partir de sistemas informáticos, cosa que el hospital no puede afrontar solo y por eso nos interesamos por iniciativas de la propia Consejería regional”, asevera. La figura del ingeniero se ha hecho “imprescindible” Para Izquierdo, la posición del ingeniero en un hospital, hoy, se revela “imprescindible” debido a que, cada vez más, proliferan condicionantes tecnológicos que precisan de peritos para ser resueltos: “Un ingeniero sabe asesorar sobre la ubicación de los equipos médicos, por ejemplo, y también sobre su selección y compra”, razona. La complejidad del hospital y su funcionamiento ininterrumpido llevan a Izquierdo a comprender que, el propio colectivo ingeniero, a menudo reivindique la asignación de guardias nocturnas como las que cubren los médicos o enfermeros: “Más de una vez pienso cómo son capaces de irse a descansar a casa [los ingenieros del Clínico San Carlos madrileño] y dormir, cuando hay tantas cosas por controlar aquí”. Por último, el periodista se interesa por si este gran centro hospitalario ha conseguido alguno de los contratos que concede la Unión Europea como parte del Proyecto Horizonte 2020, el cual prioriza la eficiencia energética y el etiquetado obligatorio de los centros, como ha quedado dicho. No es el caso por el momento: “Estamos poco proactivos y hemos frenado algunas actuaciones que requieren de inversiones adicionales, todo ello debido a la crisis económica”, concluye, pero su tradición medioambiental lo posiciona para figurar, a medio plazo, entre los centros que mejor obedezcan las directrices del proyecto comunitario.
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