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Miércoles, 05 de noviembre de 2014  |  NÚMERO 2 Año I Acceda a nuestra hemeroteca
APLICABLE A REDES HOSPITALARIAS
El Grupo ASE propone un contrato de luz con energía y potencia variables
Su presidente, Ramón López Muñoz, atiende a Publicación de Ingeniería Sanitaria
 
Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Pamplona
El grupo privado Energía y Gestión ASE, que preside el ingeniero industrial Ramón López Muñoz, ha propuesto una modalidad contractual para los demandantes de energía eléctrica –redes hospitalarias incluidas– con energía variable a partir del llamado coeficiente de utilización de la potencia contratada (hasta la fecha la cantidad de ésta última pactada entre usuario y comprador es fija).

El propio López Muñoz aclara que el tipo de contrato sugerido “no tiene nada que ver” ni con la eficiencia ni con el ahorro energéticos. Eso sí: los particulares o empresas que tengan contratada la potencia para sus instalaciones eléctricas por medio de esta fórmula pagarán de forma más controlada que con la utilizada en la actualidad. De este modo, grandes complejos que consuman mucha energía deberán abonar el gasto al que se comprometen en el momento de firmar el contrato tarifario (con independencia de la rentabilidad posterior que generen esas instalaciones, lo cual impide que los contribuyentes carguen con el coste de aquéllas que, por las razones que sean, no salgan a flote).

Publicación de Ingeniería Sanitaria ha entrevistado a López Muñoz ex profeso para conocer en qué consiste el nuevo modelo de tarifas eléctricas de acceso a la red que el grupo ASE pone sobre la mesa y que este profesional ha dado a conocer en el Seminario-Congreso Nacional celebrado en Pamplona.

A esta pregunta fundamental, López Muñoz responde que “se trata de un algoritmo matemático para las nuevas tarifas de acceso a la red que hace que la cantidad que hay que recaudar para el sistema eléctrico nacional a través de las tarifas se reparta de otra forma diferente, teniendo en cuenta el llamado coeficiente de utilización de la potencia contratada u horas de utilización”.

Se trata, en concreto, “de un sistema dinámico de facturación de los accesos a la red donde, a diferencia del actual, en el que los términos de energía y de potencia son fijos, en este caso, en función del citado coeficiente, van variando”. “Así, se propone, por ejemplo, que haya diez términos de potencia y diez términos de energía que se utilicen como base para el cálculo de la tarifa en función del coeficiente de utilización de la potencia contratada”, ratifica.

Los hospitales, ¿son potenciales usuarios del nuevo contrato?

De acuerdo con López Muñoz, en efecto los hospitales son potenciales contratantes de la propuesta “porque se trata de una modalidad de contrato de la tarifa de acceso dirigida a todos los consumidores”. “Están diseñados siete periodos de programación para las tarifas de acceso de alta tensión, y se pueden diseñar hasta cuatro periodos para las de baja tensión. Así que no es que sean potenciales usuarios, sino que si se aprobara un Real Decreto que modificara el actual sobre las tarifas de acceso en el sentido en que lo estoy explicando, sería de aplicación de todos los consumidores, incluidos los del sector hospitalario”, ha aclarado.

De aprobarse tal normativa, su aplicación sería obligatoria e interesaría a las administraciones públicas porque, a los consumidores que hicieran uso de la energía de esa manera, “se les abarataría la parte correspondiente de acceso a la red. Los que tendrían un incremento en los precios de la factura correspondiente a la tarifa de acceso a la red serían las instalaciones ociosas”, señala. “En viviendas, una habitual tendría que pagar aproximadamente lo mismo, y una segunda vivienda tendría que pagar más”, confirma.

“Está de moda hablar del aeropuerto de Castellón. Pues bien: los costes fijos en que incurre debido a la cantidad de potencia que tiene contratada y comprometida no quedan cubiertos y los estamos pagando todos los demás. Este aeropuerto, por tanto, tendría que pagar bastante más de lo que está abonando ahora, y así sucesivamente por cada grupo de consumidores. Quien tenga la instalación ociosa en relación con su potencia contratada, tendrá que pagar más, cosa que no tiene nada que ver ni con ahorro de energía ni con eficiencia energética: absolutamente nada que ver”, ha reflexionado este experto.

La luz supone entre el 2 y el 5 por ciento del presupuesto hospitalario

A lo largo del Congreso citado numerosos ponentes han citado el dato de que, en realidad, la factura eléctrica de un hospital sólo supone entre el 2 y el 5 por ciento de su factura energética. Pero tal cantidad no es poca cosa si se analiza en números enteros y no en valores absolutos. De hecho, hablamos de gastos energéticos muy elevados.

“Estas cifras se suelen dar de dos maneras conforme a mi experiencia: en tantos por ciento y en valores absolutos; cuando se habla, en efecto, de un hospital cuya cifra en la cuenta de explotación correspondiente a energía eléctrica no pasa del 0,5 o del 1 por ciento, francamente no parece mucho. Pero cuando luego miras la cifra en valor absoluto resulta ser una verdadera barbaridad de dinero”. “Así que, efectivamente, es necesario [que el hospital] atienda al suministro de energía eléctrica y tenga controlados las tarifas de acceso y los contratos a mercado”, subraya.

Subasta del pasado diciembre y su repercusión en la sanidad

Otro asunto muy comentado en el foro congresual por los ponentes –ingenieros industriales que trabajan en empresas privadas como Gas Natural Fenosa y Giroa; otras de nueva cuña y filosofía propia como SOM Energía, o el propio grupo ASE– fue la subasta que se ejecutó en diciembre de 2013 o la reunión que está prevista en los pabellones de Ifema en Madrid este mes de noviembre.

En el caso de la primera, su repercusión en el sector sanitario fue mínima, ya que repercutió en los puntos de suministro, que apenas existen en los complejos asistenciales y se extienden, en su mayor parte, entre los pequeños consumidores. “El PVPC o precio voluntario del pequeño consumidor es para puntos de suministro, digamos, de tipo doméstico con consumos de energía inferiores a 10 kilovatios”, explica López Muñoz, quien puntualiza que “el procedimiento que se ha venido utilizando hasta ahora ha sido, aparte de la tarifa de acceso a la red correspondiente, la suma del precio de la energía, el cual, hasta diciembre del año pasado, se fijaba por medio de un sistema de subastas que servía para garantizar su precio a los consumidores del siguiente trimestre entrante”.

Por lo tanto –ha continuado– en diciembre de 2013 se celebró una subasta para fijar los precios del suministro de los pequeños consumidores para los meses de enero, febrero y marzo. “Desde el día 1 o 2 de ese mes, por razones que no vienen al caso, comenzó a subir el precio de la energía en el mercado mayorista, en concreto entre 25-30 euros el megavatio a la hora. De este modo, era tan alto –y se mantuvo así tanto tiempo– el precio del operador del mercado que, al final, al cerrarse la subasta, el precio de referencia era una barbaridad: más o menos 64 kilovatios la hora. Acto seguido, el ministro de Industria, José Manuel Soria, desechó la subasta, e impuso, a partir de enero, el nuevo sistema de facturación de la electricidad mencionado o PVPC estableciendo un techo para el precio de la energía de unos 48 euros megavatios por hora. Si se hubiera dejado el precio anterior, el fijado en la subasta, habría habido una subida del 11 por ciento, y por eso intervino el Ministerio”, sentencia.