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Lunes, 28 de septiembre de 2015  |  NÚMERO 11 Aņo I Acceda a nuestra hemeroteca
EDITORIAL
Los ingenieros imprimen en 3D
 
 

El talento aplicado a lo que más importa a cualquier persona, su bienestar y salud, forma la matriz de toda creación susceptible de etiquetarse como ingeniera. Si, además, se extiende esa intención al ámbito comunitario de un país en vías de desarrollo, el oficio de los ingenieros adquiere su sentido más noble y profundo y deja de lado la rentabilidad industrial como su único y aclamado propósito.

Impresora 3D utilizada en el FabLab.

Publicación de Ingeniería Sanitaria ha comprobado este extremo durante su visita al FabLab de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, un laboratorio integrado en la red del célebre Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, adonde los más renombrados científicos aconsejan acudir sin demora a los jóvenes españoles cualificados para la ciencia y la tecnología.

Como comprueba el lector de este número, un brillante ingeniero de Telecomunicaciones de la mencionada Universidad (especializado, dicho sea de paso, en la rama biomédica por medio de un máster impartido en la Complutense de la capital), Alejandro Escario, ha ideado una incubadora barata y accesible a naciones africanas que la demandan para sus recién nacidos, a menudo prematuros y desnutridos, todo lo cual ha sido tenido muy en cuenta en su confección y diseño.

O, en una línea de investigación similar, el reportaje de apertura muestra, por medio de la directora del laboratorio, Covadonga Lorenzo, cómo implantes de manos robóticas hacen felices a niños que sufren amputaciones de extremidades superiores y ‘presumen’ de brazo de superhéroe ante sus amigos. Todo lo cual, en efecto, pasa por la mente del arquitecto e ingeniero antes de hacerse tangible con ayuda de la impresión en tres dimensiones (3D).

Una técnica, esta última, que está llamada a convertirse en la panacea de la Ingeniería del siglo XXI, y que, con toda probabilidad, se convertirá en una herramienta obligatoria en el despacho de cualquier profesional cualificado de la carrera.  

Porque ésa es otra de las comprobaciones que este periódico ha hecho in situ: el ingeniero no solo idea y calcula las coordenadas del circuito energético, sino que también le da forma al artilugio que lo contiene y con el que funciona e, incluso, lo ensambla e imprime creando modelos, a pequeña escala, que sirven de prototipo para su fabricación posterior en la industria.

La implicación actual de los profesionales de la Ingeniería y de la Arquitectura del sector salud, y, ante todo, la relevancia de su papel en la sanidad del futuro, dejan poco margen de duda a los gestores y políticos de los sistemas de salud sobre a quiénes deben mimar con especial esmero.