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Lunes, 27 de abril de 2015  |  NÚMERO 7 Aņo I Acceda a nuestra hemeroteca
EDITORIAL
El ‘big data’, imán de ingenieros
 
 

Los ingenieros del ámbito hospitalario no solo esperan un prometedor futuro en el auge de la tecnología médica tangible. También atisban otro enlace con su profesión en la rama de la informática que ha irrumpido, imparable, en el sector de la salud: el intercambio masivo de datos, conocido de forma popular como big data.

Este mes ha trascendido la noticia –recogida en un reportaje gráfico en este mismo número de Publicación de Ingeniería Sanitaria– de que una importante compañía de biotecnología y la Fundación Champalimaud han firmado un acuerdo, en la sede en Lisboa de esta última, por el cual se comprometen a crear una plataforma digital internacional que integrará al instante imágenes médicas tomográficas tomadas en el centro portugués y en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Al cabo de seis meses, el ensayo-piloto ampliará su cobertura e incluirá a media docena más de centros en una clara intención de extender el sistema en la comunidad científica.

A esta realidad se une el hecho de que, cada vez más, los políticos y los directivos de la sanidad otorgan prioridad al ahorro y a la eficiencia sin menoscabo de la calidad del producto final –por el contrario, a menudo las soluciones de gestión consiguen producir mejores resultados a partir de menor número de recursos, lo cual demuestra que el desperdicio no se debe a la falta de éstos, sino a la de conciencia de su buen uso–. De hecho, la transmisión de millones de bits de información por medios telemáticos apenas lleva consigo costes adicionales; se trata, en suma, de compartir de forma instantánea lo que produce cada empresa para beneficio de todas.

Ambas apreciaciones confirman la demanda creciente en el hospital de otros ingenieros más allá de los industriales: los especializados en informática, y también de los economistas. Tal vez por ello no sea casual que esas dos especialidades del conocimiento se postulen como nuevos perfiles del trabajador cualificado de la salud más allá del campo de la asistencia.

En el caso de los ingenieros informáticos y la telemedicina, la oportunidad de estrechar lazos queda fuera de toda duda. De acuerdo con las previsiones de los organismos de salud de Estados Unidos, en las próximas décadas los costes de la asistencia sanitaria se cifran en billones de dólares, realidad por completo aplicable a Europa, y, en general, a las sociedades occidentales, donde se sabe que la enfermedad crónica asociada al aumento del promedio de edad en la población no responde a una hipótesis, sino a una certeza.

En ese contexto, las pruebas de imagen como la tomografía axial computerizada (TAC), la tomografía de emisión de positrones (PET) o las combinaciones de ambas, así como la ecografía, la radiografía y tantas otras posibilidades técnicas con aplicaciones diagnósticas y terapéuticas, supondrán una espectacular demanda de ingenieros que las diseñen, perfeccionen y mantengan en los hospitales venideros. En realidad, la presencia de estos profesionales en la cadena productiva de la tecnología sanitaria les une de forma inexorable a la Medicina, como queda ya demostrado en nuestros días.