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Jueves, 28 de mayo de 2015  |  NÚMERO 8 Año I Acceda a nuestra hemeroteca
CÓMO FUNCIONA EL SUMINISTRO EN EL 12 DE OCTUBRE DE MADRID
Edificio de instalaciones, la fuente energética del hospital
El presidente de los ingenieros españoles enseña las entrañas del complejo donde trabaja
 
Javier Barbado / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
El Edificio Técnico de Instalaciones del Hospital 12 de Octubre de Madrid representa la fase cero del proyecto arquitectónico e ingeniero que prevé la conversión del centro en un complejo policlínico. Por el momento, aparte de esta central de almacenamiento, control y producción de energía, también se ha erigido y funciona con normalidad un edificio para actividad ambulatoria y análisis clínicos, que se sitúa justo enfrente de aquélla y que alberga, detrás de su estructura, otro amplio espacio aún por rellenar con el nuevo hospital, una edificación más que se corresponde con la segunda y última fase de la obra, que incluye demoler el viejo centro conocido por los madrileños.

En la primera imagen, póster explicativo del nuevo edficio. En el centro, uno de sus generadores. A la dcha., antigua bomba de vacío del hospital ahora reemplazada por nueva tecnología.


El parón de la crisis económica mundial a la que España, sin duda, ha sido permeable explica que todavía no se haya iniciado la construcción del edificio asistencial y de los laboratorios del complejo, en todo caso ya abastecido por la espectacular red de generadores, calderas y dispositivos ingenieros ubicados en la central de instalaciones, adonde acude a trabajar cada día el subdirector técnico de Gestión, Luis Mosquera, ingeniero industrial y presidente de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH), quien ha mostrado el lugar a este periódico.

Concluido en 2006 con un presupuesto de 21 millones de euros, la central sirve para alojar los equipos de almacenamiento, bombeo y distribución del agua; producir la energía térmica, frigorífica y de vapor necesaria para el complejo así como la transformación y generación eléctrica y de emergencia, todo ello sobre una superficie de 5.745 metros cuadrados, a los que se suman otros 2.420 de las galerías subterráneas.

La nave se divide, en realidad, en tres; dos de ellas de planta rectangular y una tercera que las une con forma de triángulo. Mientras en esta última se halla el centro de control, núcleo del gobierno inteligente (en buena parte automático) de toda la energía disponible, en cada una de las dos naves principales se sitúan los grandes generadores de calor y de frío.

En la planta que produce calor, se encuentran la central térmica, los aljibes y los grupos de presión de gasóleo, de agua sanitaria y el destinado a su tratamiento. La otra alberga la central frigorífica, la subestación eléctrica y los almacenes.

Cinco calderas con recuperadores de 6,5 millones de kilocalorías por hora

La central térmica –ha precisado Mosquera– consta de cinco calderas con recuperadores de 6,5 millones de kilocalorías por hora: “Dispone de un sistema de intercambio de calor entre humos y de un circuito primario de agua, de modo que lo que se libera por evaporación del primero se recupera, lo cual mejora mucho el rendimiento de la caldera”.

Luis Mosquera, en una de las salas de la central de instalaciones.

De este modo, el proceso de combustión se hace mucho más eficiente; de acuerdo con el presidente de la AEIH, no resulta habitual que los sistemas de calefacción hospitalarios dispongan de esta clase de refrigeración con agua para reabsorber el calor evaporado, ya que se trata de un añadido con su correspondiente coste del que, a priori, se puede prescindir. “Otros hospitales disponen de sistemas de calderas eficientes de baja temperatura, pero este dispositivo adicional entre caldera y chimenea no se instala de forma habitual”, ratifica.

Y también se aprovecha el exceso de producción de agua –cuyo cometido único consiste en generar frío para climatizar el hospital–, en este caso induciendo su transformación a fase estable (hielo) que preserva la temperatura del líquido que cubre.

A prueba de apagones y falta de agua

La potencia energética de la central del nuevo 12 de Octubre queda probada si se repara en la autonomía de que dispondría el complejo policlínico ante un hipotético apagón comunitario de luz. Aunque todo centro asistencial, como resulta lógico, dispone de equipos con autonomía eléctrica que solventarían un corte del suministro central, las instalaciones que aquí se analizan reciben esta forma de energía de varias subestaciones remotas, lo que supone un plus de seguridad y permitiría subsistir con electricidad autógena al hospital durante al menos un día y medio, a tenor del rápido cálculo mental con que obsequia al periodista el ingeniero Mosquera.

“En cuanto al agua, los aljibes antes descritos almacenan suficiente cantidad como para abastecer al complejo entero durante dos días y medio por lo menos sin recibir aporte”, añade.

Aspecto de las calderas con los controladores de presión en una de las salas principales del edificio.


De acuerdo con información aún más precisa divulgada por los ingenieros constructores del edificio, las cinco calderas poseen una potencia instalada que permitiría proporcionar calefacción y agua caliente a una población similar a la de las poblaciones madrileñas de Chinchón y de Manzanares El Real juntas. Y con relación a la energía eléctrica, la central genera hasta 13.000 kilovatios que, unidos a los más de 23 megavatios instalados en el hospital, acumulan impulso suficiente para alimentar con luz a no menos de 6.700 viviendas.

Con todo este potencial de creación y suministro de energías primarias, el futuro policlínico se convertirá en uno de los mejor dotados, desde el punto de vista ingeniero, de la Comunidad de Madrid. Para Mosquera, solo cabe esperar que, en la nueva legislatura, los políticos ordenen coronar el proyecto con la guinda del nuevo edificio para la práctica de la Medicina en sustitución del antiguo. Un reto tal vez a la vuelta de la esquina.